Aunque las ganas nunca me hicieron falta, durante mucho tiempo postergué mi primera visita a Ciudad de Panamá. Inclusive, cuando por fin hice este viaje de dilataciones interminables, en realidad me decidí porque un crucero en el que me había embarcado tenía como destino final Colón, una pequeñísima y decadente ciudad portuaria ubicada del lado del Mar Caribe y a una hora de distancia en coche de la capital.
Apenas llegué, no tardé mucho en encontrarme con una ciudad de ambiente vívido y de clima tropical, cuyos imponentes rascacielos se mezclaban con las fachadas tradicionales y cuya gente es tan cálida que hacen de la bienvenida una más de las experiencias inesperadas. Más pronto que tarde caí en cuenta de que Ciudad de Panamá era todo lo que jamás había imaginado.