Lo primero que uno piensa al iniciar sus 48 horas en Estrasburgo, la joya de la región de Alsacia en el noreste de Francia, es que justo así han de verse los lugares de los cuentos que nos leían de niños. Su inigualable arquitectura, los incontables puentes que atraviesan el río, los cisnes que navegan sobre él y otro sinfín de detalles que la embellecen, dan vida a una ciudad con un encanto que muy pocas pueden ostentar.
Ubicada en la frontera franco-alemana, Estrasburgo también ha sido el escenario de numerosos conflictos a lo largo de la historia y sus fachadas son un reflejo tangible de ese legado tumultuoso. Desde la imponente catedral de Notre-Dame, con sus impresionantes detalles góticos, hasta las encantadoras casas de colores pastel que bordean el río Ill, cada rincón de Estrasburgo tiene algo que contar.
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