“Cuando muera, no quiero ir al cielo; quiero ir al Surf Club”, dijo ya hace varias décadas atrás un periodista estadounidense, y aunque se refería al club propiamente, creo que de haber visitado lo que hoy en día es el Four Seasons Hotel que allí se erige, seguiría manteniendo firme su premisa.
Y es que este lugar, que sirvió de santuario y refugio a tantos personajes ilustres como Frank Sinatra, Elizabeth Taylor y Winston Churchill, por mencionar solo algunos, se distingue por esa mezcla única de pasado y presente que es evidente en cada rincón de su estructura.